Es muy claro que hay cierto tipo de bandas que generan una especie de polarización entre quienes las escuchan. En el estilo que convoca a esta página ejemplos hay por lo menos un par. Bandas como Sonata Arctica o Nightwish, a nadie dejan indiferente, de buena o de mala forma. Eso es lo que sucede con los italianos de Rhapsody y sobretodo pasó con su anterior disco, el Symphony of Enchanted Lands Part. II. Hubo gente que señaló que era una senda provechosa para la banda, que el giro aún más sinfónico que se tomó era el camino que Rhapsody debía seguir. También hubo fans críticos de este giro, entre los cuales me incluyo, que sentíamos que a la propuesta entregada por Rhapsody le faltó poder, le faltó metal, que era una buena banda sonora cinematográfica, pero que como disco de heavy metal, era deficiente. Por lo menos el cambio de nombre auguraba algo positivo, porque lo que a la segunda entrega de Symphony of Enchanted Lands le faltó, fue precisamente lo que los italianos añadieron como sufijo a su nombre: fuego.
Este Triumph or Agony, desde un principio intenta dar un paso distinto, la intro, Dar-Kunor, es lo más diferente en este ámbito que ha hecho Rhapsody, mantiene los aires grandilocuentes, pero las guitarras ya empiezan a decir presente desde un principio. Sin llegar a la majestuosidad de otros inicios, éste tiene dinamismo y entusiasma, sobretodo porque el opening track del disco también lo hace. Triumph or Agony, es un excelente comienzo para este trabajo. Rhapsody (cuando aún se llamaban así), tenía como sana costumbre pegar un mazazo en la cabeza de entrada, desde su Warrior of Ice hasta Knightriders of Doom, los temas de inicio eran extraordinarios. Ahora, parece retomarse la senda extraviada en el tibio Unholy Warcry de su anterior disco, sin llegar (como pasará en toda la placa) al nivel de sus cuatro primeras entregas.
Es claro que Rhapsody of Fire se mueve en el mismo espectro que la gente conoció ya en 1997, con su maravilloso debut, Legendary Tales. Con algunos condimentos en cada uno de sus discos que hacen que suenen distintos los unos a los otros, algunos más brutales, como el Power of The Dragonflame u otros más suaves como su disco del 2004. Quizás este disco tiene en lo medular menos ornamentaciones que su trabajo anterior, es más riffero por momentos, como en Heart of the Darklands, manteniendo esa esencia principalmente melódica. Quizás en este disco intentaron retomar un poco la senda perdida, sobretodo por las críticas recibidas. Sin embargo, por momentos la banda suena demasiado forzada, hay pasajes que están absolutamente tomados de cualquiera de sus discos anteriores. Entonces cuesta encontrar el elemento distintivo, la particularidad que haga de este disco algo diferente, porque a pesar de que temas como The Myth of The Holy Sword, resalten por su simpleza y por lo preciso de los momentos corales y en donde nuevamente, como desde hace casi diez años sea Fabio Lione el que lleve el estandarte, existen pasajes en los temas que le quitan todo el dinamismo a éstos, cuando va comenzando a acelerar, cuando el cuello comienza a moverse, pasajes de lentitud extrema sirven como fuerte freno. No sólo eso hay temas enteros que se mueven en un ritmo tan cansino como insoportable, Old Age of Wonders, es una prefecta muestra de aquello.
Ya que hablamos de Fabio Lione, no podemos dejar de darle un par de líneas a este portento vocal, el tipo lleva diez años sobresaliendo de entre las verdaderas orquestas creadas por el par de compositores de la banda, ya sea como elemento preciso dentro de un todo majestuoso, como lo que sucedió en sus discos de fines de siglo pasado o como el adalid que llene los ripios y los vacíos eternos que existieron en su disco anterior. El tipo es un excelente cuenta cuentos y Rhapsody es de las bandas que mejor realizan el ejercicio de transportarte hasta el tiempo en que la historia se encuentra.
Quizás el único punto diferenciador de este disco, la única dosis de frescura son los casi cuatro minutos de Silent Dream, con riffs potentes, mucho más simples que lo que Rhapsody nos tiene acostumbrado y eso se agradece, porque muestra que la banda puede explorar otros mundos, que si por momentos no suena tan obligadamente Rhapsody, pueden lograr el mismo efecto que con la a veces forzada opulencia.
No es que el exceso de ornamentación sea un punto negativo. De pensar así estaríamos negando toda una carrera. Los italianos han hecho del recargo un estilo musical y durante años lo lograron de manera brillante. Nadie puede ser capaz de discutir que Luca Turilli no sea un compositor de excepción y que Alex Staropoli no sea un excelente escudero en dicha tarea, sin embargo uno nota cierta falta de ideas, existe una cantidad casi equivalente de momentos brillantes y derelleno. A modo de ejemplo, de los 16 minutos de la pomposa The Mystic Prophecy of the Demon Knight, la mitad es realmente soporífero, tanto así que uno llega a saltar en los contados momentos de poder, de emoción que tiene el tema, que (cómo no), tienen a Lione como protagonista (y a eso hay que sumarle los absolutamente prescindibles seis minutos de Dark Reign Of Fire).Y eso en los 20 minutos de Gargoyles, Angels of Darkness, de su Power of The Dragonflame, no sucede. Como se dijo anteriormente, hay un excesivo celo a sonar a Rhapsody, pero ya sin la magia de sus cuatro primeros discos. Y, sin pretenderlo, o pretendiendo todo lo contrario, esto se transforma en un riesgo, porque hay fórmulas que cansan. Por suerte hay algunas que comenzaron funcionando, se repiten y siguen funcionando, como la balada en italiano, utilizada desde el Power Of The Dragon Flame. En este Triumph or Agony, es Il Canto del Vento, el tema encargado de poner cadencia, sentimiento y, como no me cansaré de repetirlo, el sentimiento va de la mano de Fabio Lione, que no se cansa de darle ese toque tan particular a cada tema de Rhapsody of Fire, cuesta imaginar los temas con otra voz y es más cuesta imaginar que los temas tengan con otro vocalista, la misma llegada que con Lione.
Como se señaló este disco no es demasiado superior a su anterior placa. Tiene como plus que se hace más escuchable, más digerible por momentos, que cuenta con más fuerza y más poder que su Symphony 2. Los fans acérrimos de la banda tendrán lo que buscan, mucha atmósfera, mucha orquesta, melodías pomposas y ornamentaciones grandilocuentes. La gente que no gusta de Rhapsody, probablemente no llegue al final del disco. Como señalábamos al principio de este reporte, Rhapsody con y sin el Fire, es una banda que gusta mucho, pero que también produce rechazo. Creo que no habrá demasiado cambio al respecto con este disco. ¿Triunfo o Agonía?, en este caso hay que jugar empate. Es un disco más, bastante correcto que, de seguro, de buena o mala forma va a dar que hablar, pero que en la carrera del sexteto, pasará más a la historia por ser el primer disco de Rhapsody of Fire, que por cualquier trascendencia musical y eso, mantenido constante en el tiempo, para cualquier banda, puede tornarse excesivamente peligroso.
Track List:
01. Dar-Kunor
02. Triumph Or Agony
03. Heart Of The Darklands
04. Old Age Of Wonders
05. The Myth Of The Holy Sword
06. Il Canto Del Vento
07. Silent Dream
08. Bloody Red Dungeons
09. Son Of Pain
10. The Mystic Prophecy Of The Demonknight
11. Dark Reign Of Fire
Fuente: Metallerium
Este Triumph or Agony, desde un principio intenta dar un paso distinto, la intro, Dar-Kunor, es lo más diferente en este ámbito que ha hecho Rhapsody, mantiene los aires grandilocuentes, pero las guitarras ya empiezan a decir presente desde un principio. Sin llegar a la majestuosidad de otros inicios, éste tiene dinamismo y entusiasma, sobretodo porque el opening track del disco también lo hace. Triumph or Agony, es un excelente comienzo para este trabajo. Rhapsody (cuando aún se llamaban así), tenía como sana costumbre pegar un mazazo en la cabeza de entrada, desde su Warrior of Ice hasta Knightriders of Doom, los temas de inicio eran extraordinarios. Ahora, parece retomarse la senda extraviada en el tibio Unholy Warcry de su anterior disco, sin llegar (como pasará en toda la placa) al nivel de sus cuatro primeras entregas.
Es claro que Rhapsody of Fire se mueve en el mismo espectro que la gente conoció ya en 1997, con su maravilloso debut, Legendary Tales. Con algunos condimentos en cada uno de sus discos que hacen que suenen distintos los unos a los otros, algunos más brutales, como el Power of The Dragonflame u otros más suaves como su disco del 2004. Quizás este disco tiene en lo medular menos ornamentaciones que su trabajo anterior, es más riffero por momentos, como en Heart of the Darklands, manteniendo esa esencia principalmente melódica. Quizás en este disco intentaron retomar un poco la senda perdida, sobretodo por las críticas recibidas. Sin embargo, por momentos la banda suena demasiado forzada, hay pasajes que están absolutamente tomados de cualquiera de sus discos anteriores. Entonces cuesta encontrar el elemento distintivo, la particularidad que haga de este disco algo diferente, porque a pesar de que temas como The Myth of The Holy Sword, resalten por su simpleza y por lo preciso de los momentos corales y en donde nuevamente, como desde hace casi diez años sea Fabio Lione el que lleve el estandarte, existen pasajes en los temas que le quitan todo el dinamismo a éstos, cuando va comenzando a acelerar, cuando el cuello comienza a moverse, pasajes de lentitud extrema sirven como fuerte freno. No sólo eso hay temas enteros que se mueven en un ritmo tan cansino como insoportable, Old Age of Wonders, es una prefecta muestra de aquello.
Ya que hablamos de Fabio Lione, no podemos dejar de darle un par de líneas a este portento vocal, el tipo lleva diez años sobresaliendo de entre las verdaderas orquestas creadas por el par de compositores de la banda, ya sea como elemento preciso dentro de un todo majestuoso, como lo que sucedió en sus discos de fines de siglo pasado o como el adalid que llene los ripios y los vacíos eternos que existieron en su disco anterior. El tipo es un excelente cuenta cuentos y Rhapsody es de las bandas que mejor realizan el ejercicio de transportarte hasta el tiempo en que la historia se encuentra.
Quizás el único punto diferenciador de este disco, la única dosis de frescura son los casi cuatro minutos de Silent Dream, con riffs potentes, mucho más simples que lo que Rhapsody nos tiene acostumbrado y eso se agradece, porque muestra que la banda puede explorar otros mundos, que si por momentos no suena tan obligadamente Rhapsody, pueden lograr el mismo efecto que con la a veces forzada opulencia.
No es que el exceso de ornamentación sea un punto negativo. De pensar así estaríamos negando toda una carrera. Los italianos han hecho del recargo un estilo musical y durante años lo lograron de manera brillante. Nadie puede ser capaz de discutir que Luca Turilli no sea un compositor de excepción y que Alex Staropoli no sea un excelente escudero en dicha tarea, sin embargo uno nota cierta falta de ideas, existe una cantidad casi equivalente de momentos brillantes y derelleno. A modo de ejemplo, de los 16 minutos de la pomposa The Mystic Prophecy of the Demon Knight, la mitad es realmente soporífero, tanto así que uno llega a saltar en los contados momentos de poder, de emoción que tiene el tema, que (cómo no), tienen a Lione como protagonista (y a eso hay que sumarle los absolutamente prescindibles seis minutos de Dark Reign Of Fire).Y eso en los 20 minutos de Gargoyles, Angels of Darkness, de su Power of The Dragonflame, no sucede. Como se dijo anteriormente, hay un excesivo celo a sonar a Rhapsody, pero ya sin la magia de sus cuatro primeros discos. Y, sin pretenderlo, o pretendiendo todo lo contrario, esto se transforma en un riesgo, porque hay fórmulas que cansan. Por suerte hay algunas que comenzaron funcionando, se repiten y siguen funcionando, como la balada en italiano, utilizada desde el Power Of The Dragon Flame. En este Triumph or Agony, es Il Canto del Vento, el tema encargado de poner cadencia, sentimiento y, como no me cansaré de repetirlo, el sentimiento va de la mano de Fabio Lione, que no se cansa de darle ese toque tan particular a cada tema de Rhapsody of Fire, cuesta imaginar los temas con otra voz y es más cuesta imaginar que los temas tengan con otro vocalista, la misma llegada que con Lione.
Como se señaló este disco no es demasiado superior a su anterior placa. Tiene como plus que se hace más escuchable, más digerible por momentos, que cuenta con más fuerza y más poder que su Symphony 2. Los fans acérrimos de la banda tendrán lo que buscan, mucha atmósfera, mucha orquesta, melodías pomposas y ornamentaciones grandilocuentes. La gente que no gusta de Rhapsody, probablemente no llegue al final del disco. Como señalábamos al principio de este reporte, Rhapsody con y sin el Fire, es una banda que gusta mucho, pero que también produce rechazo. Creo que no habrá demasiado cambio al respecto con este disco. ¿Triunfo o Agonía?, en este caso hay que jugar empate. Es un disco más, bastante correcto que, de seguro, de buena o mala forma va a dar que hablar, pero que en la carrera del sexteto, pasará más a la historia por ser el primer disco de Rhapsody of Fire, que por cualquier trascendencia musical y eso, mantenido constante en el tiempo, para cualquier banda, puede tornarse excesivamente peligroso.
Track List:
01. Dar-Kunor
02. Triumph Or Agony
03. Heart Of The Darklands
04. Old Age Of Wonders
05. The Myth Of The Holy Sword
06. Il Canto Del Vento
07. Silent Dream
08. Bloody Red Dungeons
09. Son Of Pain
10. The Mystic Prophecy Of The Demonknight
11. Dark Reign Of Fire
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