Esto es algo escrito del blog de Gerardo Manuel de el comercio, espero que ustedes lo visiten y opinen sobre la encuesta al final del blog, leanlo:
Ozzy Osbourne nunca fue santo de mi devoción. Por razones muy propias siempre pensé que su mofletuda presencia, su proverbial cualidad de bufo decadente, sus constantes desafinaciones (chequeen el video de Black Sabbath en vivo titulado "Never Say Die") le restaron seriedad a una banda como Sabbath que, precisamente, estuvo llamada a exacerbar los pensamientos más oscuros, el lado menos visible y las honduras más inexpugnables de la humanidad (ideas generalmente asociadas al satanismo). Ver a Osbourne brincando como chango y contraponiéndose al taciturno Tony Iommi y al frenético Geezer Butler siempre me ha producido una sensación de incomodidad. (Una confesión que, sin duda, me hará granjear buenos golpes de puño por parte de los fanáticos de Ozzy. Caballero.).
Paradójicamente, siempre he sido fiel fanático de Black Sabbath. Considero a los de Birmingham fundamentales no solo en la cimentación del heavy rock, sino también de la parafernalia oculta que más tarde sería el recetario monotemático de bandas black y de neosacerdotes del metal herético.
Calcule, entonces: por un lado la música de Sabbath me resultaba arrobadora y por otro, cortesía de Osbourne, quien complotaba para que los príncipes de la oscuridad, muchas veces, terminaran acercándose más a un formato cercano al cómic negro que al estatus de una banda negra en serio, no terminaba de cuajar del todo. Y eso me molestaba.
No niego (sería obtuso de mi parte) que con Osbourne hubo pasajes brillantes, muchísimos. Hay una discografía esencial que respalda los años comprendidos entre 1968 y 1978. A pesar de Ozzy, hubo un N.I.B. que hace estremecer, un "Warpigs" que es una lección de contundencia, un "Paranoid" que en menos de 3 minutos ya dijo todo acerca del buen heavy, o un "Sweet Leaf" que es puro hierro, etcétera. Tampoco pienso despotricar contra sus primeros trabajos como solista (los brillantes "Blizzard of Ozz" y "Diary of a Madman", acicateados por la deslumbrante guitarra del recordado Randy Rhoads, y acaso un buen porcentaje del "Bark at the Moon"). Pero no puedo ocultar que con la llegada de Ronnie James Dio a Black Sabbath se abrió un panorama mucho más seductor (para mis expectativas personales). Por fin un (gran) cantante serio se paraba al frente de una banda seria para entonar música sísmica, magistralmente oscura y misteriosa. Los discos "Heaven and Hell", "Mob Rules" y "Live Evil" (en vivo) fueron por largo tiempo casi biblias negras de cabecera para este comentarista.
El tiempo se ha inclinado un poquito en favor de mis preferencias. No obstante Sabbath con Ozzy sigue siendo la banda ideal para una abrumadora mayoría, el buen Dio ha obtenido algunos reconocimientos recientes, como su inclusión, en enero de este año, en el Hollywood Rock Walk, junto con Slash y Terry Bozzio.
Bien, este 2007 ha querido jugarnos casi una broma, pues casi simultáneamente ha parido dos discos ligados a la familia sabática: "The Dio Years" (una recopilación con lo mejor de la banda con la voz del enano gigante Ronnie James y tres temas inéditos que parecen emerger de las tinieblas: las superheavy "The Devil Cried" y "Shadow of the Wind", y la acelerada "Ear in the Wall") y "Black Rain", lo nuevo de Ozzy, un Ozzy desgastado, convertido en claun, engolosinado con la televisión (no puedo olvidar su mamotreto-reality show) y, lo peor, con fórmulas recicladas y clichés nada sorprendentes. La recia guitarra de Zakk Wylde, un incondicional del 'comemurciélagos', poco puede hacer con un álbum que empieza tibio y termina más frío que un iceberg. En el otro bando, Dio, Iommi, Butler y Appice salen de gira como Heaven and Hell, pues por una cuestión de marca registrada están imposibilitados de presentarse como Black Sabbath. Vamos, no solo de Ozzy vive el hombre.
Dejo una breve encuesta, marque la opción de su preferencia:
A. Black Sabbath solo es Black Sabbath con Ozzy Osbourne.
B. Prefiero Black Sabbath con Ronnie James Dio.
C. Me gusta Black Sabbath con otro cantante (Ian Gillan, Glenn Hughes o Tony Martin).
D. Black Sabbath me importa tres pepinos, viva el punk!
E. N.A. (fundamentar)
Ozzy Osbourne nunca fue santo de mi devoción. Por razones muy propias siempre pensé que su mofletuda presencia, su proverbial cualidad de bufo decadente, sus constantes desafinaciones (chequeen el video de Black Sabbath en vivo titulado "Never Say Die") le restaron seriedad a una banda como Sabbath que, precisamente, estuvo llamada a exacerbar los pensamientos más oscuros, el lado menos visible y las honduras más inexpugnables de la humanidad (ideas generalmente asociadas al satanismo). Ver a Osbourne brincando como chango y contraponiéndose al taciturno Tony Iommi y al frenético Geezer Butler siempre me ha producido una sensación de incomodidad. (Una confesión que, sin duda, me hará granjear buenos golpes de puño por parte de los fanáticos de Ozzy. Caballero.).
Paradójicamente, siempre he sido fiel fanático de Black Sabbath. Considero a los de Birmingham fundamentales no solo en la cimentación del heavy rock, sino también de la parafernalia oculta que más tarde sería el recetario monotemático de bandas black y de neosacerdotes del metal herético.
Calcule, entonces: por un lado la música de Sabbath me resultaba arrobadora y por otro, cortesía de Osbourne, quien complotaba para que los príncipes de la oscuridad, muchas veces, terminaran acercándose más a un formato cercano al cómic negro que al estatus de una banda negra en serio, no terminaba de cuajar del todo. Y eso me molestaba.
No niego (sería obtuso de mi parte) que con Osbourne hubo pasajes brillantes, muchísimos. Hay una discografía esencial que respalda los años comprendidos entre 1968 y 1978. A pesar de Ozzy, hubo un N.I.B. que hace estremecer, un "Warpigs" que es una lección de contundencia, un "Paranoid" que en menos de 3 minutos ya dijo todo acerca del buen heavy, o un "Sweet Leaf" que es puro hierro, etcétera. Tampoco pienso despotricar contra sus primeros trabajos como solista (los brillantes "Blizzard of Ozz" y "Diary of a Madman", acicateados por la deslumbrante guitarra del recordado Randy Rhoads, y acaso un buen porcentaje del "Bark at the Moon"). Pero no puedo ocultar que con la llegada de Ronnie James Dio a Black Sabbath se abrió un panorama mucho más seductor (para mis expectativas personales). Por fin un (gran) cantante serio se paraba al frente de una banda seria para entonar música sísmica, magistralmente oscura y misteriosa. Los discos "Heaven and Hell", "Mob Rules" y "Live Evil" (en vivo) fueron por largo tiempo casi biblias negras de cabecera para este comentarista.
El tiempo se ha inclinado un poquito en favor de mis preferencias. No obstante Sabbath con Ozzy sigue siendo la banda ideal para una abrumadora mayoría, el buen Dio ha obtenido algunos reconocimientos recientes, como su inclusión, en enero de este año, en el Hollywood Rock Walk, junto con Slash y Terry Bozzio.
Bien, este 2007 ha querido jugarnos casi una broma, pues casi simultáneamente ha parido dos discos ligados a la familia sabática: "The Dio Years" (una recopilación con lo mejor de la banda con la voz del enano gigante Ronnie James y tres temas inéditos que parecen emerger de las tinieblas: las superheavy "The Devil Cried" y "Shadow of the Wind", y la acelerada "Ear in the Wall") y "Black Rain", lo nuevo de Ozzy, un Ozzy desgastado, convertido en claun, engolosinado con la televisión (no puedo olvidar su mamotreto-reality show) y, lo peor, con fórmulas recicladas y clichés nada sorprendentes. La recia guitarra de Zakk Wylde, un incondicional del 'comemurciélagos', poco puede hacer con un álbum que empieza tibio y termina más frío que un iceberg. En el otro bando, Dio, Iommi, Butler y Appice salen de gira como Heaven and Hell, pues por una cuestión de marca registrada están imposibilitados de presentarse como Black Sabbath. Vamos, no solo de Ozzy vive el hombre.
Dejo una breve encuesta, marque la opción de su preferencia:
A. Black Sabbath solo es Black Sabbath con Ozzy Osbourne.
B. Prefiero Black Sabbath con Ronnie James Dio.
C. Me gusta Black Sabbath con otro cantante (Ian Gillan, Glenn Hughes o Tony Martin).
D. Black Sabbath me importa tres pepinos, viva el punk!
E. N.A. (fundamentar)
2 comentarios:
Hola socio, buen blog, se nota que estás al día. Sin embargo te equivocas cuando dices que es el blog de Gerardo Manuel. Eate es el blog de los Disconformes, tres cronistas de rock de LUCES y quien escribió el texto fue Rafo Valdizán. Saludos.
me gusta mas con dio.
un beso
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