Exciter es una de las muchas bandas thrasheras que nacieron en los 80 y de las que tuvieron que vivir a la sombra de los grandes mastodontes del género como pudieran ser Slayer o Metallica. Su estilo, crudo, ruidoso y muy rápido es lo que les caracterizaba, como a otras tantas formaciones, aunque gozaron de un más que suficiente reconocimiento por parte del público, que aun le sigue recordando hoy en día.
Hace cosa de ocho años desde que Exciter grabaron su último disco, y ahora han regresado con este “Thrash, Speed, Burn” para seguir dando guerra, con un nuevo cantante solista, con mucha energía, y sobre todo nostalgia. Porque este nuevo CD se basa en unos cimientos puramente nostálgicos, reviviendo aquella música de cruda producción y ruidosa distorsión, con unas guitarras vertiginosas, voz chillona y mucho doble bombo.
Todo está hecho orientado a la potencia y a la solidez en este disco, desde las composiciones, de lo más clásico del género, hasta la producción, pasando por las interpretaciones y demás. Las bases rítmicas sobre todo, son muy potentes, apoyadas por una distorsión exagerada y ruidosa de guitarras y coros de lo más macarra. En si, el álbum es una especie de viaje nostálgico que nos lleva a la época dorada del género, y es ahí donde radica su atractivo.
Exciter no ofrecen novedades ni originalidad. Tampoco lo desean. Quieren retomar los viejos tiempos y eso es lo que ofrecen. Temas de puro speed/thrash metal de decente calidad que no aburrirá a los amantes del género. “Massacre mountain”, un excelente comienzo, “Thrash speed burn” o “Demon's gate 1” son piezas puramente ochenteras donde los músicos se mueven con una libertad pasmosa, con total soltura e interpretando como requiere la situación. Además sorprende que entre tanta tralla dejan espacio para algún que otro descanso como “Crucifixion”, para librar de problemas de cervicales a los oyentes, quienes estoy seguro, no podrán evitar darle al headbanding mientras suena el disco.
Si eres un nostálgico confeso, si amabas la vieja escuela de thrash metal en estado puro, este es tu disco. Aunque por otra parte es una buena oportunidad de adentrarte en el género si no sueles escuchar productos de este tipo. Un disco apoyado completamente en algo que se creó hace mucho, de lo cual ya pasó su época dorada, pero que se deja escuchar sin esfuerzos. Todo depende de la disposición del oyente.
Hace cosa de ocho años desde que Exciter grabaron su último disco, y ahora han regresado con este “Thrash, Speed, Burn” para seguir dando guerra, con un nuevo cantante solista, con mucha energía, y sobre todo nostalgia. Porque este nuevo CD se basa en unos cimientos puramente nostálgicos, reviviendo aquella música de cruda producción y ruidosa distorsión, con unas guitarras vertiginosas, voz chillona y mucho doble bombo.
Todo está hecho orientado a la potencia y a la solidez en este disco, desde las composiciones, de lo más clásico del género, hasta la producción, pasando por las interpretaciones y demás. Las bases rítmicas sobre todo, son muy potentes, apoyadas por una distorsión exagerada y ruidosa de guitarras y coros de lo más macarra. En si, el álbum es una especie de viaje nostálgico que nos lleva a la época dorada del género, y es ahí donde radica su atractivo.
Exciter no ofrecen novedades ni originalidad. Tampoco lo desean. Quieren retomar los viejos tiempos y eso es lo que ofrecen. Temas de puro speed/thrash metal de decente calidad que no aburrirá a los amantes del género. “Massacre mountain”, un excelente comienzo, “Thrash speed burn” o “Demon's gate 1” son piezas puramente ochenteras donde los músicos se mueven con una libertad pasmosa, con total soltura e interpretando como requiere la situación. Además sorprende que entre tanta tralla dejan espacio para algún que otro descanso como “Crucifixion”, para librar de problemas de cervicales a los oyentes, quienes estoy seguro, no podrán evitar darle al headbanding mientras suena el disco.
Si eres un nostálgico confeso, si amabas la vieja escuela de thrash metal en estado puro, este es tu disco. Aunque por otra parte es una buena oportunidad de adentrarte en el género si no sueles escuchar productos de este tipo. Un disco apoyado completamente en algo que se creó hace mucho, de lo cual ya pasó su época dorada, pero que se deja escuchar sin esfuerzos. Todo depende de la disposición del oyente.
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