Poco menos de un año después de la edición de “Become Death” (2007) con su propia banda Symphorce, el estupendo cantante teutón Andy B. Frank regresa con el séptimo de trabajo de Brainstorm titulado genéricamente “Downburst” (2008), el cual es innegablemente un más que digno sucesor del anterior “Liquid Monster” (2005), el cual pese a sus leves irregularidades ya había dejado el listón bastante alto para la banda.
Está claro que Brainstorm no están inventando nada nuevo en el mundo metálico y tampoco han variado consistentemente su estilo con el paso de los años, pero esta vez ha quedado mucho más evidente su madurez musical y compositiva, forjada con su basta experiencia encima de los escenarios, la cual ha quedado demostrada en todos y cada uno de los cortes que componen este “Downburst”.
La producción del disco es realmente impresionante y no podía ser de otra manera si tienes en la mesa de controles a dos genios como Sascha Paeth y Miro (quienes están detrás de la mayoría de discos de Kamelot y Rhapsody), quienes junto a la propia banda han sabido extraer lo mejor de Brainstorm: guitarras potentes que despliegan un arsenal de riffs entrecortados y machacones, una sección rítmica precisa y potente, y unas partes vocales que se mueven hacia terrenos levemente más oscuros de lo acostumbrado.
El disco se inicia con un potente trallazo power metálico denominado “Falling Spiral Down”, donde las guitarras de Torsten Ihlenfeld y Milan Loncaric son las absolutas protagonistas y cuya contundencia parece aplastar directamente nuestra mente pese a poseer unos coros bastante melódicos y pegajosos. Algo bastante habitual en el estilo del quinteto alemán.
En el primer single del álbum, “Fire Walk With Me”, Brainstorm exploran su faceta más melódica y directa, nuevamente con unos buenísimos coros en el estribillo, pese a que este tema se trata además de uno de los cortes más lentos y pesados del disco. A más de uno, la voz de Frank seguramente recordará a John Bush (Armored Saint, ex Anthrax); y el bajo atronador del húngaro Antonio Ieva no hacen extrañar a Andreas Mailänder.
Con los siguientes “Stained With Sin” y “Redemption Your Eyes” la adrenalina y potencia inicial descienden notablemente, algo que Frank sabe capitalizar perfectamente para imprimirle una mayor dosis de feeling a su interpretación.
El quinto corte, “End In Sorrow”, es un denso medio tiempo con bastante presencia de teclados, un sencillo baqueteo a cargo de Dieter Bernert, un riff de guitarra simple pero directo que se acompaña de unas marcadas líneas de bajo, y la voz de Andy B. Frank que demuestra ser indudablemente el elemento más distintivo de la banda. También destaca el interludio semi-acústico cercano al final del tema.
El potente y pegadizo “How Do You Feel” es el típico corte de la banda con un estribillo demoledor y una batería muy marcada, que seguramente funcionará muy bien en el directo; mientras que en el siguiente “Protect Me From Myself” Brainstorm recuperan sus raíces más thráshicas, lo cual no obstante no alcanza para superar el feroz inicio del disco.
La banda también ahonda un poco más en la experimentación emprendida con la más melódica “Surrounding Walls”, en la que pueden escucharse experimentaciones orquestales muy conseguidas, así como un estribillo de coros marcados y de gran calidad, sin reducir ni un ápice la potencia y calidad habituales en la banda.
Tampoco puede negarse la evolución y la madurez de la banda en un corte como “Frozen”, el cual posee unos coros son mucho más lentos y particulares de lo habitual, fantásticamente precedidos por un aplastante y pesado riff de guitarra. Aquí se hace muy evidente que la aportación compositiva de Ihlenfeld y Loncaric están empezando a dar sus frutos para llevar al grupo adelante.
La guinda al pastel lo pone el final “All Alone”, un corte muy atmosférico, bastante melódico y con mucho gancho que recuerda incluso a los propios Symphorce en el embaucador estribillo. Las estrofas transcurren con Frank cantando muy por debajo de sus habituales tonos, pero durante los coros recupera su reconocida potencia vocal.
Un disco simplemente obligatorio para todos los seguidores de la banda, y altamente recomendado para los amantes del heavy metal pesado y melódico, así como para los del power metal americano de bandas como Nevermore o Iced Earth.
Fuente: Metallerium
Está claro que Brainstorm no están inventando nada nuevo en el mundo metálico y tampoco han variado consistentemente su estilo con el paso de los años, pero esta vez ha quedado mucho más evidente su madurez musical y compositiva, forjada con su basta experiencia encima de los escenarios, la cual ha quedado demostrada en todos y cada uno de los cortes que componen este “Downburst”.
La producción del disco es realmente impresionante y no podía ser de otra manera si tienes en la mesa de controles a dos genios como Sascha Paeth y Miro (quienes están detrás de la mayoría de discos de Kamelot y Rhapsody), quienes junto a la propia banda han sabido extraer lo mejor de Brainstorm: guitarras potentes que despliegan un arsenal de riffs entrecortados y machacones, una sección rítmica precisa y potente, y unas partes vocales que se mueven hacia terrenos levemente más oscuros de lo acostumbrado.
El disco se inicia con un potente trallazo power metálico denominado “Falling Spiral Down”, donde las guitarras de Torsten Ihlenfeld y Milan Loncaric son las absolutas protagonistas y cuya contundencia parece aplastar directamente nuestra mente pese a poseer unos coros bastante melódicos y pegajosos. Algo bastante habitual en el estilo del quinteto alemán.
En el primer single del álbum, “Fire Walk With Me”, Brainstorm exploran su faceta más melódica y directa, nuevamente con unos buenísimos coros en el estribillo, pese a que este tema se trata además de uno de los cortes más lentos y pesados del disco. A más de uno, la voz de Frank seguramente recordará a John Bush (Armored Saint, ex Anthrax); y el bajo atronador del húngaro Antonio Ieva no hacen extrañar a Andreas Mailänder.
Con los siguientes “Stained With Sin” y “Redemption Your Eyes” la adrenalina y potencia inicial descienden notablemente, algo que Frank sabe capitalizar perfectamente para imprimirle una mayor dosis de feeling a su interpretación.
El quinto corte, “End In Sorrow”, es un denso medio tiempo con bastante presencia de teclados, un sencillo baqueteo a cargo de Dieter Bernert, un riff de guitarra simple pero directo que se acompaña de unas marcadas líneas de bajo, y la voz de Andy B. Frank que demuestra ser indudablemente el elemento más distintivo de la banda. También destaca el interludio semi-acústico cercano al final del tema.
El potente y pegadizo “How Do You Feel” es el típico corte de la banda con un estribillo demoledor y una batería muy marcada, que seguramente funcionará muy bien en el directo; mientras que en el siguiente “Protect Me From Myself” Brainstorm recuperan sus raíces más thráshicas, lo cual no obstante no alcanza para superar el feroz inicio del disco.
La banda también ahonda un poco más en la experimentación emprendida con la más melódica “Surrounding Walls”, en la que pueden escucharse experimentaciones orquestales muy conseguidas, así como un estribillo de coros marcados y de gran calidad, sin reducir ni un ápice la potencia y calidad habituales en la banda.
Tampoco puede negarse la evolución y la madurez de la banda en un corte como “Frozen”, el cual posee unos coros son mucho más lentos y particulares de lo habitual, fantásticamente precedidos por un aplastante y pesado riff de guitarra. Aquí se hace muy evidente que la aportación compositiva de Ihlenfeld y Loncaric están empezando a dar sus frutos para llevar al grupo adelante.
La guinda al pastel lo pone el final “All Alone”, un corte muy atmosférico, bastante melódico y con mucho gancho que recuerda incluso a los propios Symphorce en el embaucador estribillo. Las estrofas transcurren con Frank cantando muy por debajo de sus habituales tonos, pero durante los coros recupera su reconocida potencia vocal.
Un disco simplemente obligatorio para todos los seguidores de la banda, y altamente recomendado para los amantes del heavy metal pesado y melódico, así como para los del power metal americano de bandas como Nevermore o Iced Earth.
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