El padrino del metal hace de las suyas.
Ozzy Osbourne es un tipo loco, eso lo sabe todo el mundo, ya lo era incluso antes de su estrafalario show televisivo: The Osbournes, sin duda, su mayor locura.
Sus escándalos, unas veces fueron protagonizados directamente por él, como su famosa meada en El Álamo, donde fue arrestado y se le negó la entrada a la ciudad de San Antonio en una década, su esnifada de hormigas junto a Tommy Lee o su adicción al alcohol, que tuvo su punto álgido en 1989 cuando borracho perdido intentó estrangular a su mujer Sharon, o su drogodependencia, y en ocasiones fueron provocados por terceros, como el malogrado suicidio de John McCullun, en 1985, tras escuchar repetidamente el tema Suicide solution, editado en su primer larga duración tras su marcha de Black Sabbath, Blizzard of Ozz o cuando hizo re-grabar a Robert Trujillo y Mike Bordin, las partes de bajo y batería respectivamente en sus primeros discos a la hora de hacer una re-edición, para no pagarles royalties ni a Bob Daisley, ni a Lee Kerslake, ni a Phil Soussan.
Pero el verdadero escándalo, el que le llevó hasta el número dos (el uno fue que Paul McCartney había muerto) de los escándalos en una lista de los Mitos más salvajes del rock (Rock’s Wildest Myths) en el año 2004 de la revista Rolling Stone, fue cuando el 20 de enero de 1982, hace hoy exactamente 27 años, en un concierto en el Veterans Memorial Auditórium en Des Moines, ciudad natal de Slipknot, por cierto, nuestro querido Madman arrancó de un mordisco la cabeza a un murciélago que alguien del público le tiró.
En un principio se pensó que el murciélago era un juguete de plástico, pero de acuerdo con el libreto que aparecía en la edición de Diary of a Madman en el 2002, según el propio Ozzy, no sólo estaba vivo el murciélago, sino que le mordió y le tuvieron que poner la inyección contra de la rabia.
Sin duda toda una leyenda.
Ozzy Osbourne es un tipo loco, eso lo sabe todo el mundo, ya lo era incluso antes de su estrafalario show televisivo: The Osbournes, sin duda, su mayor locura.
Sus escándalos, unas veces fueron protagonizados directamente por él, como su famosa meada en El Álamo, donde fue arrestado y se le negó la entrada a la ciudad de San Antonio en una década, su esnifada de hormigas junto a Tommy Lee o su adicción al alcohol, que tuvo su punto álgido en 1989 cuando borracho perdido intentó estrangular a su mujer Sharon, o su drogodependencia, y en ocasiones fueron provocados por terceros, como el malogrado suicidio de John McCullun, en 1985, tras escuchar repetidamente el tema Suicide solution, editado en su primer larga duración tras su marcha de Black Sabbath, Blizzard of Ozz o cuando hizo re-grabar a Robert Trujillo y Mike Bordin, las partes de bajo y batería respectivamente en sus primeros discos a la hora de hacer una re-edición, para no pagarles royalties ni a Bob Daisley, ni a Lee Kerslake, ni a Phil Soussan.
Pero el verdadero escándalo, el que le llevó hasta el número dos (el uno fue que Paul McCartney había muerto) de los escándalos en una lista de los Mitos más salvajes del rock (Rock’s Wildest Myths) en el año 2004 de la revista Rolling Stone, fue cuando el 20 de enero de 1982, hace hoy exactamente 27 años, en un concierto en el Veterans Memorial Auditórium en Des Moines, ciudad natal de Slipknot, por cierto, nuestro querido Madman arrancó de un mordisco la cabeza a un murciélago que alguien del público le tiró.
En un principio se pensó que el murciélago era un juguete de plástico, pero de acuerdo con el libreto que aparecía en la edición de Diary of a Madman en el 2002, según el propio Ozzy, no sólo estaba vivo el murciélago, sino que le mordió y le tuvieron que poner la inyección contra de la rabia.
Sin duda toda una leyenda.
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